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lunes, 23 de enero de 2017

Un cazador arrepentido creó una reserva natural en el valle de Calamuchita

Antes se llamaba Edén; ahora Pumakawa, y la hija del fundador se dedica a cuidar animales, salvar especies en riesgo de extinción y reforestar un bosque autóctono
Dueños y voluntarios se encargan de cuidar a los animales que lelgan heridos a la reserva
rdoba. Hasta hace unos años esta reserva natural en el valle de Calamuchita se llamó "El Edén"; hoy es "Pumakawa". El cambio de nombre refleja una transformación. "Ya no es lo dado, el paraíso creado, sino el ambiente que hay que 'cuidar con sigilo, como al puma'", aclara Karina Maschio su responsable.

 También ella tuvo una conversión personal; su nombre desde hace un tiempo es "Kai Pacha", vocablo quechua. Logró el reconocimiento judicial para que le sea reconocido como un apodo que la identifica, aunque no figure en su documento de identidad. "Kai Pacha" se vincula a la cosmovisión incaica que reconoce tres planos. El mundo de arriba, "Hanan Pacha"; el de aquí, "Kai Pacha", y el inferior, "Uku Pacha".

Están representados por el cóndor, el puma y la serpiente, respectivamente. Para Karina es el símbolo de su dedicación: velar por el monte, por sus animales y flora. De chica en el gran patio de su casa de Río Tercero había pájaros y varios tipos de animales; tal era la variedad que iban alumnos de escuelas de visita. Su abuelo tenía un puma. "Era la vieja usanza, cuando había abundancia de todo -dice "Kai Pacha a LA NACION-. Fuimos cambiando, aprendiendo. Ahora decimos no al mascotismo".

"El Edén" fue creado por el papá de Karina -un cazador decidido a cambiar- con el objetivo de cuidar los animales y ofrecer visitas turísticas. Ella estudiaba Trabajo Social y trabajaba como mimo; lo que ganaba lo aportaba para comprar comida y mantener el lugar. En 1995 se sumó para dedicarse de lleno al proyecto.

"Rotamos el eje hacia lo educativo", explica. En 2009 un feroz incendio en Calamuchita arrasó con el 90% de las 95 hectáreas de la reserva. "Fue un punto de quiebre; nos achicamos y tuvimos que empezar de nuevo. Cambiamos el nombre, convencidos de que teníamos la responsabilidad de rehacer, de cambiar hábitos".

En la reserva hay más de 60 animales entre los que se cuentan pumas, águilas moras, hurones, gatos montés, pecaríes, coipos, guanacos, llamas, caballos y tortugas y más de 30 variedades de aves. También una amplia muestra de árboles, arbustos y enredaderas de la región.

A los 48 años, Karina dedica todas sus horas a "Pumakawa", donde hay otras cinco personas -todas voluntarias- trabajando. Todo el espacio recrea el hábitat natural, incluso la docena de pumas están en un recinto tan amplio que incluye un bosque adentro.

fuente: www.lanacion.com.ar



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